Un fragmento de papiro, escrito en el dialecto copto sahídico típico del bajo Egipto y que hasta ahora era desconocido, ha vuelto a abrir el debate sobre la posibilidad de que Jesús hubiera estado casado. La profesora Karen King, de la Harvard Divinity School, durante un congreso en Roma presentó el papiro en el que se lee: «Y Jesús les dijo: “mi esposa…”». Se trata de la primera y única documentación en la que se habla de una “esposa” de Jesús y la noticia fue ampliada por el “New York Times”.
En su estudio, que será publicado en enero de 2013 en la revista teológica de Harvard, la profesora King afirma prudentemente que no puede dar un juicio definitivo; todo haría pensar que el fragmento es auténtico. Diferentes expertos excluyen incluso que se pueda tratar de un texto añadido a un fragmento de papiro antiguo. El fragmento es pequeño, mide 4 por 8 centímetros y se pueden leer solo algunos fragmentos de frases.
La profesora King afirmó: «Este papiro no prueba, obviamente, que Jesús haya estado casado, pero subraya que la cuestión de su eventual matrimonio y de su sexualidad fue discutida en debates encendidos». Las características de la grafía se deduce que el papiro fue escrito durante la segunda mitad del siglo IV. Por lo que se puede pensar en una relación entre este texto y otros contemporáneos, conocidos también como el Evangelio de Tomás o de María Magdalena. Textos que, por lo demás, nacieron en un ambiente gnóstico.
Como se sabe, la Iglesia reconoce como auténticos solo los Evangelios “canónicos”: son los que se atribuyen a los evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Estos textos se pueden datar en el primer siglo: en el caso de los de Mateo y de Juan se trata de dos apóstoles, mientras que Marcos y Lucas eran seguidores de los apóstoles Pedro y Pablo. Aunque generalmente se piensa que el reconocimiento de los Evangelios canónicos y el consecuente rechazo de los demás, definidos como “apócrifos”, se debe a una imposición de las autoridades eclesiásticas, la realidad es diferente. Los Evangelios canónicos eran, de hecho, los más difundidos desde el inicio en las comunidades cristianas, que reconocían su origen apostólico y, por ende, un vínculo con los testigos oculares de la vida de Jesús. Los Evangelios canónicos, pues ya eran lo que son mucho antes de que fueran definidos como tales. Un fragmento descubierto en la Biblioteca Vaticana por Ludovico Muratori indica que desde la Roma del año 157 se leían y veneraban esos mismos cuatro Evangelios.
La palabra “apócrifos”, usada en cambio para indicar los Evangelios no reconocidos por la Iglesia, es griega y significa “ocultos”: durante el siglo II circulaban algunos escritos que se difundían en los círculos gnósticos cristianos y que eran definidos de esa forma. Son textos más tardíos, mediante los que se ha tratado de reconstruir algunas partes de la biografía del Nazareno o de interpretar su pensamiento. Generalmente, mientras que los textos canónicos son directos, cuentan lo esencial, poco indulgentes con el milagrismo, los apócrifos están llenos de elementos milagrosos y sensacionalistas. Y en algunos casos, incluso, son la expresión de las tendencias del movimiento filosófico-religioso del gnosticismo, que creía en una dualidad radical, en una diferencia abismal entre Dios y la realidad material.
El mayor experto italiano de estos textos, Luigi Moraldi, escribió: «Los Evangelios gnósticos son meditaciones sobre Jesús, sobre su mensaje, sobre las reacciones que suscita en cada creyente, sobre todo si es intelectual... No son compendios de datos biográficos sobre Jesús. Presuponen en los lectores un conocimiento preciso tanto del anuncio cristiano como de los primeros desarrollos y de las primeras profundizaciones». El fragmento apenas presentado tuvo su origen en un ambiente copto, como otros textos gnósticos.
¿Por qué sostiene la Iglesia que Jesús nunca se casó? Los Evangelios canónicos presentan al Nazareno como célibe. Aunque hubiera elegido personajes femeninos en su predicación y en sus parábolas, y aunque hubiera un grupo de mujeres que lo seguían constantemente, ninguna de las mujeres citadas en los Evangelios canónicos es presentada como su esposa. De cualquier manera, los autores de los Evangelios canónicos no describen la condición del celibato como superior con respecto a la del matrimonio. Pedro estaba casado (el Evangelio habla de la curación de su suegra), así como otros de los primeros discípulos. Si Jesús hubiera estado casado, afirman muchos biblistas y expertos, los Evangelistas, simplemente, lo habrían escrito.
Una de las objeciones que se escuchan a menudo en contra del celibato de Jesús tiene que ver con el hecho de que los maestros religiosos del mundo judío se casaban. Pero ni siquiera hace 2000 años eran raras las excepciones a la regla del matrimonio, como indica, por ejemplo, la comunidad de los esenios, que vivía en Qumran y estaba formada por célibes.
ANDREA TORNIELLI
ROMA
http://vaticaninsider.lastampa.it/es/homepage/en-el-mundo/dettagliospain/articolo/fede-e-archeologia-faith-and-archeology-fe-y-arqueologia-18265/
ROMA
Sem comentários:
Enviar um comentário