Obrigado, Perdão Ajuda-me

Obrigado, Perdão Ajuda-me
As minhas capacidades estão fortemente diminuídas com lapsos de memória e confusão mental. Esta é certamente a vontade do Senhor a Quem eu tudo ofereço. A vós que me leiam rogo orações por todos e por tudo o que eu amo. Bem-haja!

quinta-feira, 25 de julho de 2013

Intervenção do Santo Padre no encontro com episcopado, clero e jovens argentinos na Catedral Metropolitana do Rio de Janeiro (vídeo)



Gracias, gracias, por estar hoy aquí, por haber venido. Gracias a los que están adentro y muchas gracias a los que están afuera, a los 30 mil me dicen que hay afuera. Desde acá los saludo, están bajo la lluvia.

Gracias por el gesto de acercarse, gracias por haber venido a la Jornada de la Juventud, yo le sugerí al doctor Gasbarri que es el que maneja, que organiza el viaje, si hubiera un lugarcito para encontrarme con ustedes. Y en medio día tenía arreglado todo, así que también quiero agradecer públicamente también al doctor Gasbparri, esto que ha logrado hoy.

Quisiera decir una cosa. ¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? Espero lío. Que acá dentro va a haber lío va a haber, que acá en Río va a haber lío va a haber, pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, sino salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!

Que me perdonen los obispos y los curas, si alguno después le arma lío a ustedes, pero es el consejo. Gracias por lo que puedan hacer.

Miren, yo pienso que en este momento esta civilización mundial se pasó de ‘rosca’, se pasó de ‘rosca’, porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos.

Exclusión de los ancianos, por supuesto, porque uno podría pensar que podría haber una especie de eutanasia escondida es decir, no se cuida a los ancianos pero también está una eutanasia cultural. No se los deja hablar, no se los deja actuar. Exclusión de los jóvenes, el porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo y sin empleo es muy alto y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo, o sea esta civilización nos ha llevado a excluir dos puntas que son el futuro nuestro.

Entonces los jóvenes tiene que salir, tienen que hacerse valer, los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores, y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos, transmítannos la sabiduría de los pueblos.

En el pueblo argentino, yo se los pido de corazón a los ancianos, no claudiquen de ser la reserva cultural de nuestro pueblo que transmite la justicia, que transmite la historia, que trasmite los valores , que transmite la memoria de pueblo. Y ustedes, por favor, no se metan contra los viejos, déjenlos hablar, escúchenlos y lleven adelante. Pero sepan, sepan que en este momento ustedes los jóvenes y los ancianos están condenados al mismo destino: exclusión. No se dejen excluir, ¿está claro? Por eso creo que tienen que trabajar.

Y la fe en Jesucristo no es broma, es algo muy serio. Es un escándalo que Dios haya venido a hacerse uno de nosotros, es un escándalo, y que haya muerto en la cruz, es un escándalo, el escándalo de la cruz. La cruz sigue siendo escándalo pero es el único camino seguro, el de la cruz, el de Jesús, la encarnación de Jesús.

Por favor, ¡no licúen la fe en Jesucristo!, hay licuado de naranja, hay licuado de manzana, hay licuado de banana pero, por favor, ¡no tomen licuado de fe!

¡La fe es entera, no se licúa, es la fe en Jesús!, es la fe en el hijo de Dios hecho hombre que me amó y murió por mí.

Entonces hagan lío, cuiden los extremos del pueblo que son los ancianos y los jóvenes, no se dejen excluir y que no excluyan a los ancianos, segundo, y no licúen la fe en Jesucristo.

Las bienaventuranzas. ¿Qué tenemos que hacer padre?, Mira lee las bienaventuranzas que te van a venir bien y si querés saber qué cosa práctica tienes que hacer, lee Mateo 25 que es el protocolo con el cual nos van juzgar. Con esas dos cosas tienen el programa de acción: las bienaventuranzas y Mateo 25 no necesitan leer otra cosa, se los pido de corazón.

Bueno, les agradezco ya esta cercanía. Me da pena que estén enjaulados. Pero les digo una cosa, yo por momentos siento qué feo que es estar enjaulado, se los confieso de corazón.

Los comprendo y me hubiera gustado estar más cerca de ustedes pero comprendo que por razón de orden no se puede. Gracias por acercarse, gracias por rezar por mí. Se los pido de corazón, necesito, necesito de la oración de ustedes, necesito mucho. Gracias por eso.

Les voy a dar la bendición y después vamos a bendecir la imagen de la Virgen que va a recorrer toda la república y la cruz de San Francisco que van a recorrer ‘misionaramente.

Pero no se olviden: hagan lío, cuiden los dos extremos de la vida, los dos extremos de la historia de los pueblos que son los ancianos y los jóvenes, y no licúen la fe.

Para tener en cuenta:

El doctor Alberto Gasbarri es un laico que desde el año 2005 se encarga de organizar los viajes papales.

En Argentina la palabra “lío” se usa para aludir al desorden y lucha y “pasarse de rosca” es una expresión coloquial que significa “exagerar”.

Intervenção do Papa na Favela da Varginha

Queridos irmãos e irmãs,

Que bom poder estar com vocês aqui! Desde o início, quando planejava a minha visita ao Brasil, o meu desejo era poder visitar todos os bairros deste País. Queria bater em cada porta, dizer “bom dia”, pedir um copo de água fresca, beber um "cafezinho", falar como a amigos de casa, ouvir o coração de cada um, dos pais, dos filhos, dos avós... Mas o Brasil é tão grande! Não é possível bater em todas as portas! Então escolhi vir aqui, visitar a Comunidade de vocês que hoje representa todos os bairros do Brasil. Como é bom ser bem acolhido, com amor, generosidade, alegria! Basta ver como vocês decoraram as ruas da Comunidade; isso é também um sinal do carinho que nasce do coração de vocês, do coração dos brasileiros, que está em festa! Muito obrigado a cada um de vocês pela linda acolhida! Agradeço a D. Orani Tempesta e ao casal Rangler e Joana pelas suas belas palavras.

1. Desde o primeiro instante em que toquei as terras brasileiras e também aqui junto de vocês, me sinto acolhido. E é importante saber acolher; é algo mais bonito que qualquer enfeite ou decoração. Isso é assim porque quando somos generosos acolhendo uma pessoa e partilhamos algo com ela – um pouco de comida, um lugar na nossa casa, o nosso tempo - não ficamos mais pobres, mas enriquecemos. Sei bem que quando alguém que precisa comer bate na sua porta, vocês sempre dão um jeito de compartilhar a comida: como diz o ditado, sempre se pode “colocar mais água no feijão”! E vocês fazem isto com amor, mostrando que a verdadeira riqueza não está nas coisas, mas no coração!

E povo brasileiro, sobretudo as pessoas mais simples, pode dar para o mundo uma grande lição de solidariedade, que é uma palavra frequentemente esquecida ou silenciada, porque é incómoda. Queria lançar um apelo a todos os que possuem mais recursos, às autoridades públicas e a todas as pessoas de boa vontade comprometidas com a justiça social: Não se cansem de trabalhar por um mundo mais justo e mais solidário! Ninguém pode permanecer insensível às desigualdades que ainda existem no mundo! Cada um, na medida das próprias possibilidades e responsabilidades, saiba dar a sua contribuição para acabar com tantas injustiças sociais! Não é a cultura do egoísmo, do individualismo, que frequentemente regula a nossa sociedade, aquela que constrói e conduz a um mundo mais habitável, mas sim a cultura da solidariedade; ver no outro não um concorrente ou um número, mas um irmão.

Quero encorajar os esforços que a sociedade brasileira tem feito para integrar todas as partes do seu corpo, incluindo as mais sofridas e necessitadas, através do combate à fome e à miséria. Nenhum esforço de “pacificação” será duradouro, não haverá harmonia e felicidade para uma sociedade que ignora, que deixa à margem, que abandona na periferia parte de si mesma. Uma sociedade assim simplesmente empobrece a si mesma; antes, perde algo de essencial para si mesma. Lembremo-nos sempre: somente quando se é capaz de compartilhar é que se enriquece de verdade; tudo aquilo que se compartilha se multiplica! A medida da grandeza de uma sociedade é dada pelo modo como esta trata os mais necessitados, quem não tem outra coisa senão a sua pobreza!

2. Queria dizer-lhes também que a Igreja, «advogada da justiça e defensora dos pobres diante das intoleráveis desigualdades sociais e económicas, que clamam ao céu» (Documento de Aparecida, 395), deseja oferecer a sua colaboração em todas as iniciativas que signifiquem um autêntico desenvolvimento do homem todo e de todo o homem. Queridos amigos, certamente é necessário dar o pão a quem tem fome; é um ato de justiça. Mas existe também uma fome mais profunda, a fome de uma felicidade que só Deus pode saciar. Não existe verdadeira promoção do bem-comum, nem verdadeiro desenvolvimento do homem, quando se ignoram os pilares fundamentais que sustentam uma nação, os seus bens imateriais: a vida, que é dom de Deus, um valor que deve ser sempre tutelado e promovido; a família, fundamento da convivência e remédio contra a desagregação social; a educação integral, que não se reduz a uma simples transmissão de informações com o fim de gerar lucro; a saúde, que deve buscar o bem-estar integral da pessoa, incluindo a dimensão espiritual, que é essencial para o equilíbrio humano e uma convivência saudável; a segurança, na convicção de que a violência só pode ser vencida a partir da mudança do coração humano.

3. Queria dizer uma última coisa. Aqui, como em todo o Brasil, há muitos jovens. Vocês, queridos jovens, possuem uma sensibilidade especial frente às injustiças, mas muitas vezes se desiludem com notícias que falam de corrupção, com pessoas que, em vez de buscar o bem comum, procuram o seu próprio benefício. Também para vocês e para todas as pessoas repito: nunca desanimem, não percam a confiança, não deixem que se apague a esperança. A realidade pode mudar, o homem pode mudar. Procurem ser vocês os primeiros a praticar o bem, a não se acostumarem ao mal, mas a vencê-lo. A Igreja está ao lado de vocês, trazendo-lhes o bem precioso da fé, de Jesus Cristo, que veio «para que todos tenham vida, e vida em abundância» (Jo 10,10).

Hoje a todos vocês, especialmente aos moradores dessa Comunidade de Varginha, quero dizer: Vocês não estão sozinhos, a Igreja está com vocês, o Papa está com vocês. Levo a cada um no meu coração e faço minhas as intenções que vocês carregam no seu íntimo: os agradecimentos pelas alegrias, os pedidos de ajuda nas dificuldades, o desejo de consolação nos momentos de tristeza e sofrimento. Tudo isso confio à intercessão de Nossa Senhora Aparecida, Mãe de todos os pobres do Brasil, e com grande carinho lhes concedo a minha Bênção.

SALOMÃO, PRECISA-SE!

Uma falsa solução para um problema que não existe

A co-adopção, mais do que uma questão psicológica ou antropológica, é ética e jurídica. A psicologia e a antropologia são ciências descritivas, que observam as tendências sociais dominantes, mas a ética e o direito são saberes normativos, ou seja, estabelecem os valores e princípios por que se deve reger a vida social.

O que agora está em causa é o reconhecimento social e jurídico de uma filiação não-natural que, de algum modo, viria a consagrar as uniões de pessoas do mesmo sexo ao nível das dos casais naturais. Em termos estritamente conjugais, essa equiparação já existe na lei, desde que se permitiu o casamento entre pessoas do mesmo sexo. Mas não no que respeita à filiação, porque o parceiro do progenitor não pode co-adoptar, nem duas pessoas do mesmo sexo podem ser adoptantes.

Paradoxalmente, os defensores desta reforma legislativa afirmam, por um lado, a necessidade da criança, filha de um progenitor unido a uma outra pessoa do mesmo sexo, poder ser por esta co-adoptada. Mas, por outro, dizem que, de facto, já há menores que vivem com a mãe, ou com o pai, e o respectivo companheiro do mesmo sexo, numa situação da mais absoluta normalidade e felicidade. Ou seja, querem solucionar um problema que, na prática, reconhecem não existir. Se assim é, porque pretendem então alterar o estatuto legal do parceiro do progenitor se, mesmo sem ser legalmente segundo pai, ou segunda mãe, já pode proporcionar e, segundo eles, de facto proporciona, um tão efectivo bem-estar ao menor?! Ao que parece, a criança é apenas um pretexto para uma conquista ideológica que, na realidade, interessa mais aos ditos companheiros dos pais, do que aos filhos destes.

Dir-se-á que, se o parceiro da mãe, ou do pai, for também reconhecido legalmente como segunda mãe, ou pai, terá responsabilidades parentais que beneficiarão o menor em causa. Mas, para ir buscar uma criança à escola, ou para, na ausência de um progenitor, tomar alguma decisão urgente em relação à sua saúde, não é preciso dar-lhe o estatuto de pai, ou de mãe, que, obviamente, seria falso e, até, potenciador de futuros conflitos familiares.

Com efeito, se já é problemática a regulação do poder paternal em casais desavindos, como será entre um progenitor verdadeiro e o seu duplo?! Uma mãe, ou pai, tem alguns direitos em relação a um seu filho, não por força da sua relação com o pai, ou mãe, mas em virtude da sua própria, pessoal e intransferível parentalidade. Que direito assistiria ao ex-parceiro do pai, ou da mãe, se não fosse progenitor?! O filho tem direitos e deveres em relação aos seus pais, não porque ambos estão casados, ou juntos, mas porque os dois são seus pais, naturais ou adoptivos. Mas, se o menor tiver dois pais, ou duas mães, e estes se desentenderem, será razoável que o direito considere, em pé de igualdade, o verdadeiro pai e o falso pai, a verdadeira mãe e a falsa mãe?! Se, portanto, não são, nem nunca poderão ser, iguais, a que título lhes poderá ser dado o mesmo estatuto legal?! Que legitimidade teria o juiz para favorecer o falso pai, ou a falsa mãe, em detrimento do verdadeiro progenitor? Quer isto dizer que o «pai» ou «mãe», que não é progenitor, é pai e mãe de segunda?! Ou, então, que a relação genética, onde a houver, é absolutamente irrelevante em termos jurídicos?!

A co-adopção não é a solução para um problema, mas muitos problemas para onde não fazia falta nenhuma solução.

Quando duas mulheres reivindicaram, como seu filho, a mesma criança, Salomão, na sua lendária sabedoria, decidiu cortar ao meio a disputada criatura, para assim conhecer a sua verdadeira mãe. Se o parlamento, num gesto de néscia prodigalidade, der a algumas crianças a infelicidade de terem legalmente duas mães, ou dois pais, em breve vão ser necessários muitos Salomões nos tribunais portugueses.

Gonçalo Portocarrero de Almada in 'Público' 21.07.2013

Intervenção do Santo Padre no Hospital de São Francisco de Assis e na Providência de Deus

Senhor Arcebispo do Rio de Janeiro,
Amados Irmãos no Episcopado
Distintas Autoridades,
Queridos membros da Venerável Ordem Terceira de São Francisco da Penitência,
Prezado médicos, enfermeiros e demais profissionais de saúde,
Amados jovens e familiares!

Quis Deus que meus passos, depois do Santuário de Nossa Senhora Aparecida, se dirigissem para um particular santuário do sofrimento humano, que é o Hospital São Francisco de Assis. É bem conhecida a conversão do Santo Patrono de vocês: o jovem Francisco abandona riquezas e comodidades do mundo para fazer-se pobre no meio dos pobres, entende que não são as coisas, o ter, os ídolos do mundo a verdadeira riqueza e que estes não dão a verdadeira alegria, mas sim seguir a Cristo e servir aos demais; mas talvez seja menos conhecido o momento em que tudo isto se tornou concreto na sua vida: foi quando abraçou um leproso. Aquele irmão sofredor foi «mediador de luz (…) para São Francisco de Assis» (Carta enc. Lumen fidei, 57), porque, em cada irmão e irmã em dificuldade, nós abraçamos a carne sofredora de Cristo. Hoje, neste lugar de luta contra a dependência química, quero abraçar a cada um e cada uma de vocês - vocês que são a carne de Cristo – e pedir a Deus que encha de sentido e de esperança segura o caminho de vocês e também o meu.

Abraçar. Precisamos todos de aprender a abraçar quem passa necessidade, como São Francisco. Há tantas situações no Brasil e no mundo que reclamam atenção, cuidado, amor, como a luta contra a dependência química. Frequentemente, porém, nas nossas sociedades, o que prevalece é o egoísmo. São tantos os “mercadores de morte” que seguem a lógica do poder e do dinheiro a todo o custo! A chaga do tráfico de drogas, que favorece a violência e que semeia a dor e a morte, exige da inteira sociedade um ato de coragem. Não é deixando livre o uso das drogas, como se discute em várias partes da América Latina, que se conseguirá reduzir a difusão e a influência da dependência química. É necessário enfrentar os problemas que estão na raiz do uso das drogas, promovendo uma maior justiça, educando os jovens para os valores que constroem a vida comum, acompanhando quem está em dificuldade e dando esperança no futuro. Precisamos todos de olhar o outro com os olhos de amor de Cristo, aprender a abraçar quem passa necessidade, para expressar solidariedade, afeto e amor.

Mas abraçar não é suficiente. Estendamos a mão a quem vive em dificuldade, a quem caiu na escuridão da dependência, talvez sem saber como, e digamos-lhe: Você pode se levantar, pode subir; é exigente, mas é possível se você o quiser. Queridos amigos, queria dizer a cada um de vocês, mas sobretudo a tantas outras pessoas que ainda não tiveram a coragem de empreender o mesmo caminho de vocês: Você é o protagonista da subida; esta é a condição imprescindível! Você encontrará a mão estendida de quem quer lhe ajudar, mas ninguém pode fazer a subida no seu lugar. Mas vocês nunca estão sozinhos! A Igreja e muitas pessoas estão solidárias com vocês. Olhem para frente com confiança; a travessia é longa e cansativa, mas olhem para frente, existe «um futuro certo, que se coloca numa perspectiva diferente relativamente às propostas ilusórias dos ídolos do mundo, mas que dá novo impulso e nova força à vida de todos os dias» (Carta Encícl. Lumen fidei, 57). A vocês todos quero repetir: Não deixem que lhes roubem a esperança! Mas digo também: Não roubemos a esperança, pelo contrário, tornemo-nos todos portadores de esperança!

No Evangelho, lemos a parábola do Bom Samaritano, que fala de um homem atacado por assaltantes e deixado quase morto ao lado da estrada. As pessoas passam, olham, mas não param; indiferentes seguem o seu caminho: não é problema delas! Somente um samaritano, um desconhecido, olha, para, levanta-o, estende-lhe a mão e cuida dele (cf. Lc 10, 29-35). Queridos amigos, penso que aqui, neste Hospital, se concretiza a parábola do Bom Samaritano. Aqui não há indiferença, mas solicitude. Não há desinteresse, mas amor. A Associação São Francisco e a Rede de Tratamento da Dependência Química ensinam a se debruçar sobre quem passa por dificuldades porque vêem nestas pessoas a face de Cristo, porque nelas está a carne de Cristo que sofre. Obrigado a todo pessoal do serviço médico e auxiliar aqui empenhado! O serviço de vocês é precioso! Realizem-no sempre com amor; é um serviço feito a Cristo presente nos irmãos: «Todas as vezes que fizestes isso a um destes mais pequenos, que são meus irmãos, foi a mim que o fizestes» (Mt 25, 40), diz-nos Jesus.

E quero repetir a todos vocês que lutam contra a dependência química, a vocês familiares que têm uma tarefa que nem sempre é fácil: a Igreja não está longe dos esforços que vocês fazem, Ela lhes acompanha com carinho. O Senhor está ao lado de vocês e lhes conduz pela mão. Olhem para Ele nos momentos mais duros e Ele lhes dará consolação e esperança. E confiem também no amor materno de Maria, sua Mãe. Esta manhã, no Santuário da Aparecida, confiei cada um de vocês ao seu coração. Onde tivermos uma cruz para carregar, ao nosso lado sempre está Ela, nossa Mãe. Deixo-lhes em suas mãos, enquanto, afetuosamente, a todos abençoo.

Vídeo com a chegada do Papa ao Hospital

Os 'tweets' do Papa Francisco no dia 24 de julho de 2013

1º - Jovens, não o esqueçamos jamais: a Virgem Maria é a nossa Mãe, e é com a sua ajuda que podemos permanecer fiéis a Jesus.

2º - Sentimo-nos agradecidos ao Beato João Paulo II pelas JMJ e por tantas vocações que surgiram durante as 28 Jornadas.

A paz

«A paz visa a superação das fronteiras e uma terra renovada através da paz que vem de Deus. No fim, a terra pertence aos ‘mansos’, aos pacíficos: diz-nos o Senhor. (…) A terceira Bem-Aventurança convida-nos a viver nesta perspectiva».

(“Jesus de Nazaré” – Joseph Ratzinger / Bento XVI)

CONGAUDEANT CATHOLICI - Codex Calixtinus (Séc. XII)

«Podeis beber o cálice que Eu vou beber?»

Santo Agostinho (354-430), bispo de Hipona (Norte de África), doutor da Igreja 
Sermão para a consagração de um bispo, Guelferbytanus nº 32; PLS 2, 637


«Cristo deu a sua vida por nós, e nós também devemos dar a nossa vida pelos nossos irmãos» (1Jo 3,16). […] Jesus disse a Pedro: «Quando eras mais novo, tu mesmo te cingias e andavas por onde querias; mas, quando fores velho, estenderás as tuas mãos e outro te cingirá e te levará para onde não queres» (Jo 21,18). É a cruz que Ele lhe havia prometido, é a Paixão. «Sobe, diz o Senhor, apascenta as minhas ovelhas, sofre pelas minhas ovelhas.» É assim que deve ser um bom bispo. Se não o for, não será bispo. […]

Ouve outro testemunho. Dois dos seus discípulos, os irmãos João e Tiago, filhos de Zebedeu, aspiravam aos primeiros lugares. […] O Senhor respondeu-lhes: «Não sabeis o que pedis.» E acrescentou: «Podeis beber o cálice que Eu vou beber?» E que cálice era esse, senão o da Paixão? […] E eles, ávidos de honras, esquecidos da sua fraqueza, imediatamente dizem: «Podemos.» Ele replicou-lhes: «Na verdade, bebereis o meu cálice; mas, o sentar-se à minha direita ou à minha esquerda não Me pertence a Mim concedê-lo: é para quem meu Pai o tem reservado.» […] Deu assim prova da sua humildade; na verdade, tudo o que o Pai prepara é também preparado pelo Filho. […] Ele veio humilde: Ele, o Criador, foi criado entre nós; Ele, que nos fez, foi feito para nós. Deus antes do tempo, homem no tempo, libertou o homem do tempo. Este grande médico veio curar o nosso cancro […]; veio curar o próprio orgulho pelo seu exemplo.

É a isso que devemos estar atentos no Senhor: olhemos a sua humildade, bebamos o cálice da sua humildade, aprendamos dele, contemplemo-Lo. É fácil ter pensamentos nobres, é fácil apreciar as honras, é fácil ouvir os aduladores e os que nos elogiam. Mas ouvir insultos, suportar pacientemente as humilhações, orar por aqueles que nos ofendem (Mt 5,39-44), isso é o cálice do Senhor, isso é o banquete do Senhor.

(Fonte: Evangelho Quotidiano)

Beber do Seu cálice para se sentar à Sua direita

São João Crisóstomo (c. 345-407), presbítero em Antioquia e posteriormente bispo de Constantinopla, doutor da Igreja
Homilias sobre o Evangelho de São Mateus, n.º 65, 2-4; PG 58, 619

Por intermédio de sua mãe, os filhos de Zebedeu fazem a seu Mestre este pedido, na presença dos companheiros : «Ordena que nos sentemos um à Tua direita e o outro à Tua esquerda.» (cf. Mc 10,35 ss). [...] Cristo apressa-Se a tirá-los das suas ilusões, dizendo-lhes que devem estar prontos a sofrer injúrias, perseguições e mesmo a morte: «Não sabeis o que pedis. Podeis beber o cálice que Eu estou para beber ?» Que ninguém se espante por ver os apóstolos imersos em tão imperfeitas inclinações. Espera que o mistério da cruz seja cumprido, que a força do Espírito Santo lhes tenha sido comunicada. Se queres ver a sua força de alma, observa-os mais tarde, e vê-los-ás superiores a todas as fragilidades humanas. Cristo não lhes esconde as fraquezas, para que tu vejas tudo aquilo em que depois se hão-de tornar, pela força da graça que os há-de transformar [...].

«Não sabeis o que pedis». Não sabeis quão grande é essa honra, quão prodigiosa é. Ficar sentados à Minha direita? Isso ultrapassa os próprios poderes angélicos. «Podeis beber o cálice que Eu estou para beber?» Falais-me de tronos e de diademas insignificantes; Eu falo-vos de combates e de sofrimentos. Não é agora que receberei a Minha realeza; não é ainda chegada a hora da glória. Para Mim e para os Meus, o tempo é de violência, de combates e de perigos.

Repara que Ele não lhes pergunta directamente: «Tereis coragem para derramar o vosso sangue ?» Para os encorajar, propõe-lhes que partilhem o Seu cálice, que vivam em comunhão conSigo [...]. Mais tarde verás São João, o mesmo que neste momento deseja obter para si o primeiro lugar, ceder sempre a presidência a São Pedro [...]. Quanto a Tiago, o seu apostolado não veio a durar muito tempo. Ardente de fervor, desprezando por completo os interesses meramente humanos, com seu zelo mereceu ser o primeiro mártir de entre os apóstolos (At 12,2).

«Bebereis o Meu cálice»

São Gregório Magno (c. 540-604), papa, doutor da Igreja 
Homilias sobre os Evangelhos, nº 35


Uma vez que hoje celebramos a festa dum mártir, irmãos, devemos preocupar-nos com a forma de paciência praticada por ele. Com efeito, se com a ajuda do Senhor nos esforçarmos por manter essa virtude, obteremos sem dúvida a palma do martírio ainda que vivamos na paz da Igreja. Porque há dois tipos de martírio: o primeiro consiste numa disposição do espírito; o segundo alia a essa disposição os actos da existência. Por isso, podemos ser mártires mesmo sem morrermos executados pelo gládio do carrasco. Morrer às mãos dos perseguidores é o martírio em acto, na sua forma visível; suportar as injúrias amando quem nos odeia é o martírio em espírito, na sua forma oculta.

Que haja dois tipos de martírio, um oculto, o outro público, a própria Verdade o comprova quando pergunta aos filhos de Zebedeu: «Podeis beber o cálice que Eu estou para beber?» E à sua asserção, «Podemos», o Senhor riposta: «Na verdade, bebereis o Meu cálice.» Ora, que pode significar para nós este cálice senão os sofrimentos da Sua Paixão, da qual diz noutro sítio: «Meu Pai, se é possível, afaste-se de Mim este cálice» (Mt 26,39)? Os filhos de Zebedeu, Tiago e João, não morreram os dois mártires, mas foi a ambos que o Senhor disse que haviam de beber esse cálice. De facto, se bem que não viesse a morrer mártir, João acabou por sê-lo todavia, já que os sofrimentos que não sentiu no corpo os sentiu na alma. Devemos então concluir do seu exemplo que nós próprios podemos ser mártires sem passar pela espada se conservarmos a paciência da alma.

O Evangelho do dia 25 de julho de 2013

Então, aproximou-se d'Ele a mãe dos filhos de Zebedeu com seus filhos, prostrando-se, para Lhe fazer um pedido. Ele disse-lhe: «Que queres?». Ela respondeu: «Ordena que estes meus dois filhos se sentem no Teu reino, um à Tua direita e outro à Tua esquerda». Jesus disse: «Não sabeis o que pedis. Podeis beber o cálice que Eu hei-de beber?». Eles responderam-Lhe: «Podemos». Disse-lhes: «Efectivamente haveis de beber o Meu cálice, mas, quanto a sentar-se à Minha direita ou à Minha esquerda, não pertence a Mim concedê-lo; será para aqueles para quem está reservado por Meu Pai». Os outros dez, ouvindo isto, indignaram-se contra os dois irmãos. Mas Jesus chamou-os e disse-lhes: «Vós sabeis que os príncipes das nações as subjugam e que os grandes as governam com autoridade. Não seja assim entre vós, mas todo aquele que quiser ser entre vós o maior, seja vosso servo, e quem quiser ser entre vós o primeiro, seja vosso escravo. Assim como o Filho do Homem não veio para ser servido, mas para servir e dar a Sua vida para resgate de todos».

Mt 20, 20-28